Cultura Mexicana

  CULTURA MEXICANA Y TRADICIONES

Imagen relacionadaCada año se realizan alrededor de 5,000 fiestas a lo largo y ancho del territorio mexicano: unas ostentan herencia prehispánica o influencia europea, otras son de carácter religioso, ritual o pagano, y todas llevan consigo un profundo sincretismo cultural.

Bailes cargados de contenido ritual… Rezos que se convierten en música… Hermosas vestimentas, o máscaras que transforman a gente común en dioses o demonios… México emana un solo sentimiento festivo en el que se funden victoria y fracaso, fe y culpa, llanto y risa, solemnidad y despreocupación.
                                               

Música, danzas, rezos, rituales, colores, olores, sabores… De esos matices e ingredientes se conforma el folclor de México, la sangre que corre por sus venas y que pareciera infundir de vida a su cultura. En cada rincón del país hay una tradición que enriquece y estimula los sentidos.
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Las festividades mexicanas, los cantos tradicionales y los sabores típicos están cargados de tal simbolismo y riqueza cultural que algunos de ellos han sido nombrados Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO. En los últimos años se han sumado nuevos integrantes a la lista de patrimonios de México para el mundo: el canto de los purépechas conocido como la pirekua o la danza de los parachicos de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo. Previamente, habían sido declaradas Patrimonio Intangible la celebración del Día de Muertos, la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla y las tradiciones de los habitantes del Valle Sagrado Otomí-Chichimeca de la Sierra Gorda de Querétaro.
                                             

Carnavales


En febrero, entre la locura, las máscaras y el batir de los tambores, los carnavales llevan a cuestas la historia de los pueblos de México. La juerga que antecede al recogimiento de Cuaresma fue una costumbre heredada del clero español en el siglo XVI. Máscaras artesanales, disfraces, bailes, carros alegóricos, ritos que evocan las costumbres de cada región, comida típica y días interminables de fiesta se viven en diversos rincones del país. Aunque cada estado celebra a su manera, entre los carnavales más famosos de México se encuentran el de Veracruz, considerado como uno de los más alegres del mundo, y el de Campeche, el más antiguo del país, celebrado desde 1582. Entre sus atractivos principales están el Corzo, una fiesta en la que solo participan niños; la Pintadera, en la que todos salen a las calles abastecidos de globos de agua y pintura, y el Desfile de Algarabia Campechana, en el que la gente se viste con trajes típicos.

DIA DE MUERTOS 

Las almas que partieron regresan los primeros días de noviembre a visitar a sus
seres queridos. Para recibirlos habrá desde música y flores, hasta procesiones o deliciosas ofrendas. En estas fechas, hasta la muerte se viste de fiesta. Llamativos altares de muertos se colocan en casas, comercios y cementerios para honrar la memoria de los que partieron. En el centro, arropadas por veladoras encendidas, encontramos fotos de los difuntos. Las flores de cempasúchil, de un naranja intenso que representa la luz del sol, indican a las almas el camino de vuelta a casa. Las ofrendas están listas: frutas, platillos tradicionales, tequila, cigarrillos, chocolates, dulces típicos… y todas las delicias de las que, en vida, disfrutaba el difunto, se ponen también sobre el altar. Tiras de papel picado, de colores brillantes y con la imagen de la calavera, simbolizan el viento, y cuando el papel ondea significa que los difuntos están presentes; el copal envuelve el ambiente con un aroma que atrae a vivos y muertos. El ánimo, más que de nostalgia, se colorea de fiesta: aquellos que fallecieron regresan por un par de días a disfrutar de la vida.
Otro rasgo típico de estas fiestas son “las calaveras”, rimas satíricas en las que se habla de los vivos como si ya estuvieran muertos, engrandeciendo o ironizando sobre sus virtudes o defectos. Las Catrinas, sofisticados esqueletos ataviados con un afrancesado sombrero, están también entre los iconos que predominan en esta festividad y nos recuerdan que la muerte, cuando llega, no distingue raza, cultura o posición social. Esta celebración es un claro ejemplo de sincretismo cultural: la fusión entre la fe cristiana y las tradiciones autóctonas, una festividad con gran contenido espiritual, que une a los vivos con sus propias raíces, su historia y sus antepasados

POSADAS Y PIÑATAS

La costumbre de las posadas –que se celebran del 16 al 23 de diciembre en todo México— se inició en los tiempos de la Colonia. Se trata de una representación que se hace entre amigos y familiares del peregrinar de María y José en busca de asilo, que culmina cuando estos son bienvenidos a resguardarse. La representación se hace con cánticos tradicionales y finaliza con una fiesta en la que se bebe ponche –jugo de manzana, ciruela pasa, tejocote, caña de azúcar y guayaba— y se rompen las típicas piñatas. Hechas de barro y decoradas con papeles brillantes, las piñatas tienen la forma de una estrella de siete picos, que representan los siete pecados capitales, a los que hay que “romper” con la “fe ciega” –con los ojos vendados— usando un palo que representa la fortaleza divina. Al romperse “los pecados”, las bendiciones caen “del cielo”: dulces típicos y mandarinas, tejocotes, cacahuates y limas, la recompensa por haber vencido al mal



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